viernes, 30 de noviembre de 2012

Una mañana de otoño en el cementerio de Pere Lachaise, en Paris

Paris no son solo sus puentes, sus monumentos, la Tour Eiffel, Notre Dame, el Louvre, o su impresionante y silencioso río. Paris es tambien la memoria de aquellos que lo han hecho grande; sus escritores, sus pintores, sus músicos, etc....
El Cementerio de Pére Lachaise, construído por Napoleón en 1804, es uno de los más famosos del mundo; y lo es porque en él reposan, entre otros, los escritores Oscar Wilde, Proust, Balzac, Gerard de Nerval, Apollinaire, Paul Eluard; los músicos Chopin, Edith Piaf, Jim Mórrison, Rossini, Yves Montand; la bailarina Isadora Duncan; los pintores Delacroix, Modigliani, etc...

Tuve la sensación de que ese lugar estaba aún cargado de energía,  y pasear entre esas tumbas, entre esos nombres que tanto habían influido en mi vida, se convirtió en toda una experiencia para mí. Aquellos seres cuyos restos reposaban allí desde hacía años, estaban más vivos que nunca -pensé-. Y sentí una tristeza llena de música, de mucha música. Se me llenaron los ojos de lágrimas y me senté sobre la tumba de Paul Eluard con uno de sus libros.

"Nadie pudo saltar los puentes que nos conducían al sueño,
y del sueño a nuestros sueños,
y de nuestros sueños a la eternidad.
Ciudad perdurable, donde víví un día nuestra victoria
sobre la muerte"

                             -Paul Eluard-


Hice algunas fotos, con los ojos llenos de lágrimas.














martes, 27 de noviembre de 2012

Retrato de mamá

Una mañana del mes de noviembre, de este noviembre que ya termina, me pedí un día de permiso y me quedé en casa. Yo solo, leyendo, escuchando música, soñando. Todo, la memoria, la música, la textura de las cosas, incluso ese pequeño rayo de sol que se posó sobre las tapas de mi libro, y también la tristeza o la alegría que hay en las cosas, incluso el olvido, y el sueño, siempre el sueño, con sus cuatro esquinas rotas; todo eso, digo, me mostraron un rostro, dibujaron en la luz unos ojos que han estado en mi vida siempre, aún desde antes de nacer; los ojos de mi madre. Sentí entonces la necesidad de pintarlos, de dibujar su rostro.