He empezado a pintar de forma casi enfermiza el rostro de extraños alienígenas. El primero fué el de una alienígena desencantada y triste. Su belleza me sorprendió, no sólo a mí. Es un rostro de desencanto y tristeza. La llamaré Alcíone, o Safo, como la poetisa griega. Su desencanto es ante la estupidez humana.
Yo estoy con ella en esto, y quiero seguirla desde hoy, adorarla como si fuera mi pequeña diosa extraterreste.
Felicidades por la alienígena desencantada! No se me había ocurrido que fuera femenino. Un saludo.
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