miércoles, 18 de febrero de 2015

Una invitación al ensueño

Una invitación al ensueño. Así titulaba el poeta Soren Peñalver una referencia a mi libro "Extraña como eléboro", que publiqué hace ya unos cuantos años.
He publicado algunos libros después, he leído poemas en Murcia, en Cartagena, en Almansa. También en Albacete leeré este año, junto a poetas (extraños personajes de mi vida, amistades, conocidos, cuyos libros quieren llenar el vacío de mi memoria más rebelde) el 21 de marzo, dicen, día internacional de la poesía.
He expuesto algunos cuadros en Tíjola, y aún sigo llenando mi vida, mi memoria, y puede que también mi futuro, lo que aún no ha sido, de colores y formas, de líneas indecisas. Mi inseguridad y mi cansancio se reflejan en el lienzo; también mis tristezas, así, en plural, como nieve, o como las olas que no cojo, pero me
revuelcan.
Hoy me siento muy relajado, pero sin ganas de hacer nada, ni de escribir.
He barrido un poco el polvo de mi blog, por si vuelvo.
He quitado el cartel de "Ausente" y he dejado una ventana abierta, para que entre la luz.
Estaré por aquí, cerca, tal vez leyendo un libro o durmiendo.
Los poemas de "Extraña como eléboro" me devuelven aquella foto en la que estamos mi madre y yo, en los baños de Cela, con Olaya, Enrique, Encarna. Una tarde memorable.

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